Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://aliciahako912609.blogthisbiz.com/45883119/así-reaccionó-el-mundo-al-cabezazo-de-zidane